El origen de una villa ligada a la espada de Fernando III el Santo
El municipio de Humilladero se fundó en 1810, pero su origen se remonta a un acontecimiento histórico ocurrido cuatrocientos años antes. Algunas crónicas narran que el 24 de abril de 1410, el infante Don Fernando, que era regente de Castilla, se arrodilló (se humilló) ante la espada de Fernando III El Santo que portaba Per Afán de Ribera.
Este personaje histórico, que luego sería rey de Aragón con el nombre de Don Fernando de Antequera, hizo un juramento en ese lugar: no envainaría la espada hasta conquistar Antequera, que pertenecía al reino nazarí de Granada.
Para recordar aquel acto de humildad, que culminó con la toma de Antequera, se erigió una cruz de piedra en ese sitio. Ante esa cruz también se humilló su nieto, el rey Fernando El Católico, según algunas crónicas que a veces se mezclan con leyendas. Fue en enero de 1484, cuando el rey, siguiendo el ejemplo de su abuelo, se arrodilló allí antes de iniciar la campaña para conquistar varias fortalezas de la zona, como Valle de Abdalajís, Álora o Ronda.
En ese mismo lugar, junto a la cruz, se levantó un convento, alrededor del cual se fue formando el pueblo de Humilladero. La cruz original se perdió con el tiempo, aunque se ha restaurado varias veces. La primera vez fue en 1618. Mucho después, el 24 de abril de 1957, el Ayuntamiento de Humilladero la reconstruyó de nuevo. Hoy en día, se puede ver la última versión, que data del año 1995, en un lugar cercano al original –a unos doce metros al oeste–.
La localidad nació como un asentamiento de varias casas alrededor del convento que se construyó allí a principios del siglo XVII. En esa época, Humilladero era un barrio o arrabal de Antequera, pero en el siglo siguiente, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, ese barrio ya tenía cierta entidad con una población aproximada de doscientos habitantes.
Después de su emancipación de Antequera en 1810, la villa creció gracias a la llegada de personas de zonas cercanas, que fueron configurando el actual pueblo con distintos barrios bien diferenciados.
La relación de Humilladero con la historia del país también tiene otros protagonistas, como el capitán Velasco y el sargento Hidalgo, que fallecieron en acto de servicio hace un siglo en la guerra del Norte de África. Hoy son homenajeados por dos de las calles más importantes del casco urbano.
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