El Cementerio Municipal de esta región es mucho más que un lugar de descanso final. Es un testamento histórico y cultural que narra las tradiciones, la vida y las creencias arraigadas en la identidad de esta comunidad.
Construido a principios del siglo XVIII, este camposanto ha sido testigo silencioso de innumerables historias que se entrelazan con la rica herencia de Casabermeja. Desde sus muros encalados hasta las tumbas que se extienden en filas ordenadas, cada rincón cuenta una historia única.
El Cementerio de Casabermeja se destaca como uno de los sitios más singulares y renombrados en toda la región de Andalucía. Erigido en el siglo XVIII, este lugar ha sido honrado con el estatus de Monumento Nacional desde 1980 y reconocido como Bien de Interés Cultural desde 2006.
A menudo comparado con un pequeño pueblo habitado por quienes ya no están, este camposanto posee una disposición única, con callejones estrechos y tumbas cuidadosamente ornamentadas.
Vislumbrado desde la carretera, se ha tejido un mito alrededor de la altura de ciertos mausoleos que sugiere erróneamente que en Casabermeja los difuntos son enterrados de pie.
Ubicado en las cercanías de la ermita de San Sebastián, el cementerio se encuentra en un entorno paisajístico excepcional, con el río Guadalmedina fluyendo a su lado sur.
Su origen se remonta a la necesidad de buscar un nuevo espacio para entierros, ya que el antiguo lugar bajo la iglesia se volvió insuficiente. Inicialmente, los habitantes no deseaban ser enterrados en este sitio debido a su lejanía con la iglesia, pero por orden de Carlos III, todos los entierros comenzaron a realizarse allí. Para compensar esta lejanía, los nichos se dispusieron alrededor de la ermita, imitando la disposición de las casas del pueblo en relación con la iglesia.
La entrada principal está marcada por un arco de medio punto y un frontón superior. Este espacio conduce a la plaza de San Sebastián y a un área ajardinada que lleva a la ermita de San Sebastián, donde se ofrecen condolencias a las familias durante los entierros. A pesar de la tradición de realizar velatorios en casa, esta costumbre ha ido desapareciendo con la presencia del tanatorio.
La ermita presenta una estructura exterior sencilla con una campana alojada en una espadaña sobre una portada de líneas simples. En el interior, se observa una única nave con bóvedas de arista que sostienen el altar, donde se encuentra el retablo de San Sebastián, flanqueado por imágenes de San Roque y La Purísima Concepción.
Los nichos, dispuestos de manera irregular, muestran una variedad de formas y tamaños. Algunos se adosan en distintos niveles, con portadas ornamentadas con pilastras, molduras y frontones, revelando una diversidad de estilos clásicos.
A lo largo de su historia, el cementerio ha experimentado cambios. En la década de 1970 y principios de los 80, la influencia del nuevo acceso a Málaga trajo consigo la introducción de azulejos en algunos nichos, los cuales fueron eliminados tras su declaración como Monumento Nacional.
Además, a través de la Ley de Memoria Histórica en 2013, se recuperaron los cuerpos de 18 hombres de fosas comunes en Villanueva de Cauche, rindiéndoles homenaje en una tumba dentro del cementerio.
En sus calles pavimentadas con cantos rodados y mortero de cemento, se encuentran nichos dispuestos en diferentes niveles, desmintiendo el mito de los entierros verticales. La diversidad arquitectónica y la presencia de tumbas tradicionales crean una mezcla de estilos a lo largo de este sitio.
El Cementerio de Casabermeja, con su rica historia y su variedad arquitectónica, ofrece una mirada única a la vida, la muerte y la memoria, constituyendo un punto de interés tanto cultural como histórico en la región.
Deja una respuesta